Una de las leyendas más populares de Ciudad es del Dragón de Na Coca. Cuenta la leyenda que en el siglo XVII un temible dragón vivía en el laberinto de cloacas de la ciudad de Palma. Aprovechaba las noches para salir a la calle y sembrar el pánico entre la población, ya que devoraba a quien se pusiera a su alcance. Aquellos pocos que con suerte lograron escapar a la voracidad de la bestia, la describían de enormes dimensiones, cubierta de escamas y con una larga cola serpenteante que arrastraba tras sus cuatro patas. Nadie se atrevía a plantarle cara.
Una noche, el caballero Bartomeu Coch, gobernador de Alcúdia, llegó a la ciudad de Palma para cortejar a su enamorada. Entró por las murallas, se adentró por la calle de la Portella hasta llegar a la casa de su amada. Conversando con ella estaba cuando les sorprendió el dragón. El caballero, haciendo honor a su nombre, respondió hábilmente desenvainando su espada y finalmente dio muerte al reptil. Bartomeu Coch le cogió y lo arrastró hasta la ventana de su amada, a quien se lo ofreció como prueba de su amor.
Adornada o no por la imaginación popular, la historia dicen que sucedió. Y de hecho, en el Museo Diocesano se expone el ejemplar momificado de la leyenda del Dragón de Na Coca, una donación que hicieron los descendientes del Capitán Coch a principios de siglo XX. Justo enfrente del museo, el turista atento, podrá encontrar también una escultura de un dragón trepando por las paredes de un edificio.
Precisamente para conocer estas historias y situarse en estos escenarios reales, huellas de la historia popular, en verano se realizan itinerarios nocturnos donde se reviven las historias y leyendas de Palma. Quien visite la ciudad en otras fechas o prefiera la visita a plena luz-siempre menos intrigante-, puede optar por recorrer el casco antiguo por su cuenta.
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